Crítica sobre La Gracia de Tener / Leedor.com, 11/03/2012

Por Verónica Escalante

Domingo 11 de Marzo de 2012, Leedor.com

"Para mí la emoción es la práctica urgente 
de un humanismo atroz, incontenible y pavoroso” 
- MSI


Dicen que la felicidad es completa cuando es compartida y quizá el teatro también lo sea. La posibilidad de una subjetividad colectiva, de un sentir común y de una estética que es a la vez pensamiento político es la impronta que aflora del grupo bachín teatro. En una ciudad que, Menemato mediante, ha tendido cada vez más al individualismo y donde los colectivos teatrales son hoy casi una rareza (en tiempo, conformación y perseverancia), el bachín se convirtió en una voz que se deja escuchar con ideas claras y convincentes. Nacidos en el año 2000, llevan arduos años de trabajo e investigación en una línea teatral que los identifica con la poética brechtiana pero que ha conseguido transformarse en una épica nacional y latinoamericana con un fuerte arraigo en el humor.

Entre la política y la poesía, entre el humor absurdo y la reflexión, encontramos también este nuevo espectáculo del grupo bachín, La gracia de tener. Situada en 1961, durante el gobierno de Arturo Frondizi, la historia presenta a una familia de aristócratas en franca decadencia que se ve obligada, para conservar su pretenciosa forma de vida, a alquilar su mansión a un circo pero como sus problemas económicos no mejoran deberán además emplearse en él como payasos. Aquella (y esta) absurda condición humana que se funda en el tener antes que en el ser, su condición capitalista, los lleva a depositar sus esperanzas en la fantasmática figura de un dictador que se aproxima como sedimento del sueño de unos pocos.
La gracia de tener intenta plasmar, desde un humor muy argentino, la división de clases posterior al Gobierno de Perón y la Revolución Libertadora, la marginalidad de los "cabecita negra" y los negociados de la aristocracia argentina con la Iglesia y los militares para conservar el poder, que permitió el Golpe de Estado del General Onganía. La obra trabaja la polaridad de la clase dominante y los dominados para dejar  en evidencia la cruel continuidad de esos conflictos sociales. Ayer es hoy en más de un sentido.

Alguna vez Roberto Arlt dijo sobre su propio teatro: “Es mi modo de plantearle problemas a la humanidad”. La producción del grupo bachín tiende también a destrabar cabezas, su diálogo con el público apunta a movilizar, sacudir, hacer pensar. Se trata de ver el arte (ya más lejos de Arlt y más cercanos a Leónidas Barletta, con quien podrían conformar una cierta tradición del teatro social argentino) como una herramienta  de transformación social, como una posible y esperanzadora salida o entrada al porvenir.

Es difícil destacar algún elemento de una puesta tan bien hecha, tan bien dirigida y actuada pero se nos cuela la poesía, la poesía como expresión de ideas, de humanidad, y entonces la ponemos sobre la mesa, no como adorno sino como testimonio de luchas que persisten y resisten la tentación de abandonarse al olvido.

La gracia de tener es un espectáculo de humor político económico que emociona desde la contundencia de su belleza y sus ideas que se complementan y se agigantan en pos de lo mejor que el teatro puede dar: la posibilidad de comunión, de acercamiento con un otro que también puedo ser yo.


por Verónica Escalante

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