Vigorosa combinación de ideología y varieté / Ámbito financiero, 11/10/2012

Vigorosa combinación de ideología y varieté
Jueves 11 de Octubre de 2012, Ámbito Financiero


«La gracia de tener» es una crónica distorsionada de nuestra historia desde 1961, con el estilo disparatado del Grupo El Bachín, que envuelve al espectador con su clima de cabaret y sus vivaces actuaciones.

En sus doce años de trabajo el Grupo El Bachín se ocupó de recrear distintos sucesos de la historia argentina con humor e ironía crítica. Entre sus últimos espectáculos figuran «Teruel y la continuidad del sueño» (homenaje a los republicanos que dieron su vida durante la Guerra Civil española) y «Mariano Moreno y un teatro de operaciones» (sobre las dificultades de llevar a escena a una figura polémica que nadie ha podido silenciar).

Siguiéndole los pasos a Bertolt Brecht, el grupo polemiza sobre temas del ámbito sociopolítico (capitalismo, poder militar, oligarquía, especulación económica, etcétera) con una vigorosa combinatoria de ideología y varieté. Lo que caracteriza a sus espectáculos son las tramas disparatadas y el simpático desfile de personajes clownescos que en este caso parodian a grupos de poder de nuestra sociedad bajo la mirada atenta de un presentador encargado de poner distancia entre ellos y el público.

«La gracia de tener» es una crónica distorsionada que arranca en 1961 durante el gobierno de Arturo Frondizi, para luego superponer elementos de distintas épocas que dialogan con nuestro presente. La reiterada pregunta: «¿Y usted en qué año vive?», parece indicar que nada ha cambiado.

Lideran la acción dos aristócratas venidos a menos: los hermanos Apolo (rol a cargo de Julieta Grinspan) y Dionisio (una notable caracterización de Marcos Peruyero que recuerda a Pepe Arias, gran capocómico de la antigua revista porteña).

Bajo la mirada acusadora de su mucama (brillante labor de Carolina Guevara) estos dos indolentes alquilan su mansión a un circo para poder sobrevivir; luego, se conchaban como payasos, porque el dinero no alcanza, y traban relación con algo así como el espectro del general Onganía. Además de organizar distintos chanchullos que son un reflejo de nefastos episodios de nuestro pasado.

La energía de los actores motoriza la acción, pero la abundancia de información y de subtramas hace que el relato resulte, por momentos, algo inconexo; sobre todo en ciertos soliloquios donde el registro actoral se vuelve más grave y discursivo y queda recortado del resto de la obra.

Ambientada como una película en blanco y negro (con muy pocos elementos de color: un pantalón, las narices de los payasos) «La gracia de tener» envuelve al espectador con su magia de cabaret y sus vivaces actuaciones.


Por Patricia Espinosa
http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=658088

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